Ed Motta (Rio de Janeiro, 1971) no da el típico perfil brasileño y lo sabe, pero no le importa. Ha caminado con paso firme por distintos estilos desde el rock duro como batería en la banda Kabbalah, muy influenciada por grupos como Deep Purple o Blck Sabbath, hasta llegar a su mezcla ecléctica actual que discurre entre el blues, el jazz latino y los ritmos afro de carácter más comercial. Nominado a los premios Grammy en dos ocasiones, le quita importancia y
¿Cómo se experimenta el traslado desde aquel hard rock en sus primeras épocas a una música como la que hace en la actualidad?
Aquella banda de fue como unos inicios con los que tuve contacto con el rock duro. Después de eso comencé a escuchar música de los primeros bluesman. Robert Johnson, Willie Dixon.y luego comencé a escuchar soul y hacer estudios de armonía y empecé a interesarme por el jazz.
¿Ha sido quizás el jazz la etapa más importante de su trayectoria? Se dice incluso que Ed Motta ha huido de la música brasileña como tal
El jazz siempre fue una parte muy importante en mi trayectoria, porque hasta ese momento yo no empecé a escuchar música brasileña. La generación de los años 70 estuvo completamente influenciada por los sonidos que llegaban de Estados Unidos y yo he orientado parte de mi obra a esta música.
¿Fue por eso por lo que Ed Motta se interesó, entre otros, por la obra de Donald Fagen (fundador de Steely Dan) o por el acid jazz que llegaba de USA?
Para mí Fagen tuvo muchísima importancia estética y ha influenciado mucho en mi obra posterior. Creo que la música brasileña se entiende como excesivamente tradicional,
¿Qué es lo que vamos a ver y escuchar en el concierto de Ed Motta en Santiago?
Será una pequeña muestra de mi nuevo disco con algunos temas antiguos
Llega aquí precedido de su nominación a los premios Grammy…
(Risas) Eso tiene más importancia para el mercado que para mi mismo. El mercado de la música adora estas cosas. Yo, en mi cabeza, con lo que hago, ya estoy premiado. Ya nací con los premios todos.
Auditorio abanca. Jueves. 00.30
article posted by:Fernando Franjo Franjo, El Correo Gallego